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Una caja de recuerdos personal

Este blog, que hace un mes y medio cumplió 19 años de vida (de los cuales no me acordé de «festejar» en fecha casi ninguno), fue mutando en los roles que cumple en mi vida.

Empezó como un espacio de prueba, para saber -por cuestiones laborales- cómo diseñar sitios webs (antes de que los distingamos de los blogs, y estos se pongan de moda, casi mueran como 20 veces y finalmente pasen de moda y muten a otra cosa).

Después de eso, casi a la semana de crearlo con ese objetivo y totalmente de forma casual al ver que se empezó a acercar algún que otro curioso a comentar, se convirtió en un espacio personal en el que «vaciar el cerebro». Un ratito, primero semanal y más tarde diario, de parar la pelota y escribir lo primero que me salía de la cabeza. Total nadie leía.

Hasta que miles de desconocidos empezaron a leer (todo esto antes de que fuera algo completamente normal que vos fueras un total desconocido sin acceso a un gran medio de comunicación y te lean miles de desconocidos por el mundo). Y a comentar. Y a emocionarse cuando pasaban cosas buenas, entristecerse cuando pasaban cosas malas, y compartir las suyas propias para vivirlas con los demás.

Así que de a poco fue mutando entonces a un lugar en el que pasaba mis días, escribía mis ideas y las compartía con gente desconocida, pero que de a poco se iba haciendo más conocida. Algunos de ellos, de hecho, siguen siendo amigos cercanos hasta hoy.

El siguiente movimiento lógico (y también, como todos, totalmente involuntario y no planificado) fue transformarse mi pain quotidien, lo que me daba de comer, me llevaba a viajes inesperados, a eventos increíbles y situaciones completamente inesperadas, como pueden ser (pensaré 10 minutos y haré listado desordenado, sin orden de tiempo ni importancia, y seguro dejando afuera varias de las mejores situaciones):

  • Ser parte de la promoción de Jackass en Argentina con la gente de 5ta a Fondo
  • Tener mi primer (y creo que único) contrato de actor por una publicidad que filmamos con amigos para Chevrolet (a cambio del pago correspondiente, pero además, y esto es lo que más nos entusiasmaba, a cambio de que nos llenen de nafta premium el tanque del auto con el que minutos después nos ibamos a ir a la costa a festejar el cumpleaños de uno de ellos)
  • Viajar en jet privado a ver un recital de David Guetta con otros amigos
  • Terminar en un surf trip en Perú siendo entrenado en la materia por el entrenador de la que en ese momento era la campeona mundial de Surf
  • Escribir por varios años notas semanales en webs oficiales como la de Red Bull Argentina
  • Ser invitado a la fiesta de la Vendimia en Mendoza
  • Tener mi paso por Telefé
  • Ir a ver la Copa América en cancha invitado por Coca-Cola
  • Hablar en varios lugares increíbles como universidades de Argentina, Paraguay y Perú (frente a la mirada incrédula de mi padre) y un par de museos
  • Hacer un increíble viaje a Maceió con los amigos de Intriper
  • Irme al Mundial de Rusia 2018 auspiciado por gente a la que le debo la vida, como fue Flor Mon y la gente de Fernet 1882.
  • Salir en el diario y en la tele un par de veces (cosa que a mi ya no me importaba tanto, pero de alguna manera le confirmaba a mis padres que estaba trabajando y de algo que, al menos aparentemente, no era ilegal)

Más tarde se bifurcó también a Entradas Q!, otro blog separado para que mis insoportables ganas de charlar de recitales y eventos en Argentina no molesten en la diaria a los visitantes regulares de este blog. Y ese otro blog se convirtió también no solo en mi trabajo, sino en el de un par de amigos a lo largo de los años.

Mientras los dos blogs iban creciendo, se convirtieron en la herramienta que me abrió las puertas al mundo de las agencias de publicidad (con trabajos para Sony, Playstation, Coca-Cola, Poett y varias marcas más), mundo en el que viví varios años y al que después renuncié para irme de viaje por Europa sin un plan claro y sin muchos ahorros.

Gracias a eso conocí a Fierita y me fui de viaje por Argentina primero y por el mundo después gracias a Decidilo, su proyecto viajero pionero.

Y aunque en el medio, de casualidad, disparó amigos, conocidos, charlas, eventos, MUCHOS viajes y trabajos, este blog siempre fue lo mismo: una de las (involuntarias) cajitas de recuerdos en la que fui guardando a lo largo del tiempo todo lo que me pasaba. Lo bueno y lo malo.

Hace poco, charlando con la que hoy es mi esposa, me di cuenta de que no tengo memoria. Es como si mi cerebro fuera únicamente un gran espacio de memoria RAM que se borra cuando me voy a dormir y que guarda en el tiempo solo algunos datos aislados (la mayoría sobre Racing). Pero pegadito a ese descubrimiento, noté que cuando quiero acordarme cuándo pasó algo puntual en mi vida, entro al buscador de este blog. Si fue importante, algo tengo que haber escrito al respecto.

En el medio este espacio se hizo demasiado público como para escribir sobre cosas personales y perdí un poco esa gimnasia. Y al perder esa gimnasia perdí también la rutina de sacar una foto que pueda ilustrar esa situación, de venir a sentarme y pasar a palabras lo que pasó y lo que sentí al respecto, editarlo, borrar lo que no me gusta, y demás. Así que en el medio me pasaron un montón de cosas que no van a quedar registradas. Como si fuera un gran invierno.

Están registradas, sí, en las redes sociales. Hay fotos y videos de mi casamiento, mis viajes, mis mundiales, las finales con Racing, mis desesperados intentos por sobrevivir a la cuarentena del COVID, y varias cosas más. Pero esas cosas tienen más público y menos profundidad.

Así que hoy quiero volver a recuperar esa gimnasia y este espacio (o lo que significa para mi memoria este espacio). Sin obligación de hacer, de escribir, de documentar, pero sí teniendo la posibilidad de hacerlo si me pinta. Cosas que por ahí quiera contar, guardar, boludeces que compartir, qué se yo. Lo que sea que vaya saliendo, si es que sale y cuando sale.

Ojalá, de corazón, que nadie lo lea.

Foto de Christopher Flynn en Unsplash

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