«¡Mirá de quién te burlaste, Barney!». 😛

Señoras y señores, mi primer viaje en limusina fue nada más ni nada menos que en Nueva York. Junto con la primera vez que fui a un Spa y la primera vez que comí Sushi*. ¡Y todo en el mismo viaje!.

*Lo del Sushi: el pescado no me gusta, y hacerme el cool tampoco (bueno, a veces). Así que nunca me vi atraído a probarlo. Acá estaba como parte del menú… no me pareció una revolución de la comida actual, viejo, no los entiendo.

Pero la cuestión tiene menos Donald Trump de lo que parece (hubiera sido bueno contarle ésto al tipo de American que esperaba una gran propina de nuestra parte): Queríamos ir al aeropuerto en subte y AirTrain (U$S 6,25), pero la idea de caminar con tantas valijas nos hizo buscar otra alternativa.

La que nos salió fue micro, pero era casi lo mismo de caminata y salía U$S 25. O taxi, pero salía como 60 dólares cada uno y necesitabamos dos. Así que la elección fue una van (léase: camionetita).

Por un motivo que todavía no llegamos a entender, cayó la siguiente limusina en la puerta de nuestro humilde depto diciendo que venía a buscarnos (yo le saqué una foto pensando «quiénes serán los soretes que podrán viajar en éste coso»):

Limusina Newyorker!

Primero temí que mi inglés patoruziano nos haya jugado una mala pasada (yo pedí la van por teléfono). Pero no: nos llevaban al aeropuerto en limusina por el mismo precio. Así que después de un triple chequeo por las dudas (y de ni siquiera respirar muy fuerte cerca del bicho para que no nos cobren nada extra), viajamos felices.

Yo de hecho me sentí en el año nuevo de How I met your motherThe Limo«).

Me imagino que entre los lectores sibaritas que tiene éste blog, tipos refinados de gustos exquisitos y con muchísimo lujo encima, nada será más cotidiano que un viaje en limusina. Pero para nosotros era una cosa nunca antes vista.

Eso puede que explique un poco la voz de idiota que pongo en el video, los 5 otros videos que grabé, y las como 20 fotos. Si alguno nunca viajó en limusina entenderá. 🙂