Hay momentos en los que nos da la sensación de que todos los demás tienen claro el camino que quieren recorrer en la vida, desde chicos. Se prepararon toda su vida para esto. Nunca dudaron de lo que soñaban.

Aparece una compañerita que siempre quiso ser doctora, desde chica. A los 4 sabía que quería ir a ese jardín y que se iba a especializar en neonatología. Y vos pensás: «La puta, yo a esa edad me estaba metiendo un ladrillito de Mis ladrillos en la nariz» (ni siquiera un lego, googleá si sos insoportablemente joven). O ves una entrevista a un loco que a los 4 años sabía programar en javascript y ahora a los 22 es presidente de la República Autónoma de Silicon Valley.

Da un poco de perspectiva una elección que primero sale a favor de un lado, pero al mes del otro, y ves a los políticos corriendo de acá para allá para arreglarse un puestito con aquel, o una amnistía con aquel otro, y demás. Como que ni aquellos, que imaginamos en las sombras planeando estratégicamente cosas complejas, tenían todo tan claro. (De paso: por el amor de todo lo bueno, si estás en Argentina el 19 de Noviembre, no votes a Milei).

O mismo, hay otra de esas que me tiene pensando esta semana. Resulta que nos entusiasmamos con ChatGPT y la cantidad increíble de ventajas que puede tener el hecho de poder hacer «pensar» a una máquina por nosotros. Poder darle el «trabajo duro», más rutinario. Yo tengo la idea, aporto la creatividad, el factor humano, vos encargate de todo lo repetitivo que me hace llegar hasta ver esa idea realizada. Todo magnífico. Pero lo primero que le preguntaron varios periodistas, youtubers, influencers, tiktokers, etc., es «Decime cómo tengo que vivir la vida«.

¡Pero no, carajo, era al revés! Nosotros proponíamos, y las máquinas disponían. ¡No al revés!

Y lo peor es que en todos los experimentos que vi, lo primero que dice la IA es: «Che, ¿por qué no cortás un ratito con el laburo y te vas a pisar pasto, hacer un poco de ejercicio o tomar algo con la familia?». Medio que LA MÁQUINA te está diciendo «¿Por qué no jugás un rato con tu perrito, boludo? ¿No te das cuenta de que la vida es eso?».

Ojo: el video este de arriba está muy interesante. Y vi varios titulares en plan «Le pedí a una IA que me diga cómo vivir la vida«. Te digo más: no los juzgo. A nivel curiosidad, de hecho, me parece buenísima idea. Pero te pinta lo que te vengo diciendo: En la vida, nadie tiene ni puta idea de lo que está haciendo. Ni siquiera los más seguros, las que siguen la misma desde chiquitos, los que no se distraen por nada, nadie. Estamos todos probando, tanteando. Si sale, sale. Si pasa, pasa. Y sino, volveremos a probar con otra cosa.

Los segurísimos de todo, más de una vuelta tienen crisis existenciales que no vemos. Los que «largaron todo y se fueron a vivir la vida que todos soñamos», mil veces se preguntan «¡Para qué me fui con este boludo que encima tiene olor a pata!», «¡Quién carajo me mandó!», «¡Qué hago acá!», «¡Por qué no le hice caso a mi abuela y me puse a estudiar una carrera, me casé con alguno/a y adopté un perrito!».

Si te dice que nunca le agarró una de esas, cualquiera de esos, te está mintiendo. O está medio loco y se la va a pegar dentro de poco. No existe nadie que no se coma la cabeza con alguna de esas cosas cada tanto. Ni el Pepe Mujica, así como lo ves tomando mate despeinado y hablando de los argentinos, pasa la vida sin algún replanteo furioso cada tanto. ¿Moria Casán, así tan segura de sí misma? Cada tanto lo piensa. Mark Zuckerberg ni te digo porque es obvio.

Y es increíble porque yo tengo claro que estoy diciendo una boludez, ¿eh? Que todos ya sabemos todo esto. Sabemos que a las redes sociales «subís solo lo mejor de tu vida», que «nadie postea lo que le cuesta el camino» y todo ese asunto. Pero UN domingo a la noche que la crisis te agarra a pierna cambiada, y te estás replanteando todo y pensando que sos el único boludo en la vida.

No sos el único, no estás sola, nadie tiene todo tan claro. No tenemos ni puta idea qué estamos haciendo de la vida, pero le damos para adelante. Tranqui.

Y sí, podríamos estar usando ChatGPT para ser más creativos (haciendo que haga por nosotros el «trabajo más mecánico»), creando canciones nuevas (!), o hasta nuevos tipos de arte. Podríamos vivir todos al pedo, tomando una cervecita a cualquier horario, paseando por la playa, y alejándonos de las oficinas… pero elegimos usarla para que nos maneje la vida y nos «haga más productivos».

No tengo ni que decir cuál es el problema de base, me parece.

Ni no tener idea de cuál es el próximo paso en tuvida, ni el Pepe Mujica, ni Maru Botana, ChatGPT.

El problema, amigos y amigas, es el capitalismo.

Un abrazo grande.