En un mundo en el que a muchos sectores (no todos tan gigantes y poderosos como creeríamos) les conviene polarizar, enemistar y cubrir de dudas cualquier rastro de verdad (para entonces poder colar mentiras intencional-pero sutil-mente), nuestra facilidad para tomar posturas y defenderlas (que es una buena cualidad) y el hecho de que de golpe todas las banderas que levantamos se hagan parte de nuestro ego (que no lo es tanto), hizo que nos volvamos menos críticos con lo que pensamos.
Y quizás un daño todavía mayor (porque acentúa ese anterior), es que nos olvidamos cómo hablar con los que piensan distinto que nosotros. No cómo pelear, eso lo tenemos claro. No cómo defender una postura propia, que también (y por suerte) lo entrenamos seguido. Pero cómo conversar. Cómo dialogar.
Nos rodeamos tanto de ecos de nuestras propias ideas (en persona y en redes), que perdimos la capacidad de tener un ida y vuelta, sano y constructivo, con alguien que piensa distinto. Porque nos dijeron que «mejor no hablar de ciertas cosas». Conviene «conservar la paz» que hablar de política, religión, género, sexualidad, fútbol, lenguaje inclusivo, o casi cualquier cosa. Porque charlarlo entonces implicaría «la guerra».
Y me gusta cuando reflexionamos un poco sobre esas cosas. Así que me gustó mucho el tono de esta charla de Guadalupe Nogués (que también escribió el libro «Pensar con otros«, que ahí está para leer gratis o comprar en papel o ebook).
Algunas frases puntuales que me quedaron resonando (que recomiendo no leer fuera de contexto, sino ver en el video de arriba, pero que me quedo yo como punteo de recordatorio):
Las evidencias son necesarias, pero no suficientes.
Las personas merecen respeto, las ideas tienen que ganárselo.
Quizás tengamos más en común con quienes piensan distinto pero quieren conversar, que con los que comparten con nosotros alguna opinión pero son intolerantes.
Solo si incluimos el disenso, podemos lograr un verdadero consenso.
Encontrar mejores maneras de estar en desacuerdo.