Hay una sola diferencia entre Falcao y Teo Gutierrez. No, vuelvo a empezar. Hay una sola diferencia extra-futbolística que me interesa resaltar ahora entre Radamel Falcao y Teófilo Gutierrez. Entre las coincidencias está tener un nombre horrible, pero eso al margen. No importa si no te gusta el fútbol, te lo explico cortito:

Coherencia

Uno (Teo) hace un año festejó un gol con una camiseta que tenía éste mensaje: «Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y siempre. Hebreos 13:8«. Un año más tarde, después de varios problemas de conducta en la cancha, puteadas a los árbitros, provocaciones a los rivales, gestos a los hinchas contrarios, peleas con sus compañeros, y demás actitudes, lo echaron en un clásico, y en una pelea en el vestuario se defendió con un arma «de juguete» que tenía en el bolso. Se lo separó del equipo y ahora no tiene club.

Coherencia

Otro (Falcao) viene hace tiempo hablando de que cree en Dios, en Jesús, en que conocer esa verdad le cambió la vida, y demás. Y el otro día festejó con una camiseta que decía (en inglés): «Cree y verás la gloria de Dios«. Fue el mejor jugador de la final de la Europa League, hizo 2 goles, su equipo salió campeón, y le llueven halagos de todos lados.

Los dos creen en un Dios de amor, de perdón, de «amar al otro como te amás a vos mismo«, y demás. Más allá de lo que sea su vida privada, al menos en público uno fue coherente con eso que dijo y el otro no. Uno hizo lo que dijo. El otro dijo algo e hizo otra cosa.

No me interesa apuntarle a nadie o juzgar el accionar de ninguna persona (aunque como hincha tenga muchísimas ganas), pero está bueno por ahí aprender de la situación.

Aunque la diferencia no sea futbolística, lo que hace que Teo no esté goleando en Europa (o que no esté por lo menos jugando en algún club, en algún lugar del mundo), tampoco es un asunto futbolístico (es un MUY buen jugador de fútbol). Entonces, aunque la diferencia no sea futbolística, afecta en el resultado.

Dicen que fue Gandhi el que dijo (y no me extrañaría):

«La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía.»

Entonces, al margen de lo que cada uno crea o no (ya estamos grandes como para que el pensar diferente, creer diferente, o el «no gustar del fútbol» no sean un obstáculo para aprender algo), es sano, positivo, liberador, «stress-free» (?), y empoderador (!) ser coherentes entre lo que pensamos, lo que decimos, y lo que hacemos.

Y justo cuando uno esté por apuntar a otro (en éste caso Teo) por no ser coherente con lo que dice, nos acordamos que si todos fueramos coherentes con lo que decimos, el mundo estaría lleno de viajeros, de buenas personas, de gente que ayuda a los demás, de obras públicas cumplidas, y de mujeres haciendo dieta (y no «empezando el Lunes»). 😛

Para anotarse en un post-it, pegarlo en la heladera, como recordatorio en el celular, o en algún papelito para colgar en el corcho: Tan importante como lo que se piensa y se dice, es lo que se hace en consecuencia. 🙂