Gente

Hace un tiempo dando vueltas por blogs, links, y blogs recomendados de esos blogs, llegué a un post en inglés titulado «Five lessons about how to treat people» (5 lecciones sobre cómo tratar a las personas). Me llamó la atención y me lo guardé hasta hoy, que sentí ganas de recomendarlo.

Creo que está bueno para pensar y reflexionar, sobre todo para aquellos a los que nos interesa especialmente el trato con las personas.

Como no todos leemos muy bien (ni fluído) en inglés, hice mi mejor esfuerzo para traducir a mi manera los puntos más importantes. El original ahí está para el que quiera leerlo completo. Y si alguno tiene correcciones de traducción, me avisa en los comentarios, como siempre.

He aquí las 5 lecciones o consejos sobre cómo tratar a las personas:

  • 1) Conocer a la señora de la limpieza

Durante mi segundo mes en la universidad, un profesor nos tomó un exámen sorpresa. La última pregunta decía «¿Cuál es el primer nombre de la mujer que limpia la escuela?«. Pensé que era una broma y no completé ese punto.

Cuando estaba terminando la hora, uno de mis compañeros preguntó si la última pregunta influía en la nota, y el profesor respondió: «Absolutamente. En sus carreras conocerán muchas personas. Todas ellas son importantes. Todas merecen su atención, incluso si lo único que ustedes vayan a hacer con ellas sea sonreír y decir ‘hola’«.

  • 2) Recogida en la lluvia

Una noche a las 11.30 pm, una señora afroamericana estaba parada al costado de la ruta tratando de aguantar una fuerte tormenta. Su auto se había roto y necesitaba que la alcancen hasta algún punto de ayuda. Toda empapada, hizo dedo tratando de parar al próximo auto.

Un joven blanco frenó a ayudarla (algo que en los años ’60 era todavía menos usual que ahora), la llevó a un puesto de seguridad, la ayudó a conseguir asistencia para el auto, y le consiguió un taxi. Ella parecía muy apurada, pero anotó la dirección del hombre y le agradeció.

Después de 7 días y al joven le llegó a su casa una TV color pantalla gigante. Tenía una nota que decía: «Muchas gracias por ayudarme en la ruta la otra noche. La lluvia había empapado no sólo mi ropa, sino también mi espíritu. Y ahí llegó usted. Gracias a usted pude llegar a estar junto a mi marido en sus últimos minutos de vida. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente».

  • 3) Recordar a aquellos que sirven.

Cuando los helados eran más baratos, un chico de 10 años entró en la cafetería de un hotel y se sentó en una mesa. «¿Cuánto cuesta un postre helado?», preguntó. «50 centavos», respondió la moza.

El chico metió la mano en el bolsillo, contó las monedas que tenía, y dijo «Bueno, ¿Y cuánto cuesta un helado simple?». Como había más gente esperando, la mesera respondió brusco: «¡35 centavos!».

El chico contó las monedas de nuevo y eligió el helado simple. La moza le trajo el pedido, puso la cuenta en la mesa, y se alejó. El chico terminó su helado, pagó en la caja, y se fue.

Cuando la moza volvió, empezó a llorar mientras limpiaba la mesa. Allí, ordenados junto al plato vacío, había 15 centavos en monedas. ¿Lo ves? Él no pudo tener el postre helado que quería, porque tenía que sobrarle plata para dejarle a ella una propina.

  • 4) Los obstáculos en el camino.

Hace mucho tiempo, un rey puso una gran roca en una ruta y se escondió a ver si alguien la corría del camino. Varios comerciantes y empleados del rey la esquivaron y siguieron. Algunos culparon a los gritos al rey por no mantener las rutas en buen estado, pero ninguno hizo nada para sacarla del medio.

Entonces vino un campesino cargando unas verduras, y al ver la roca dejó su carga y trató de correrla. Después de mucho esfuerzo logró su cometido y encontró un bolso bajo la roca. El bolso tenía varias monedas de oro y una carta del rey que decía que eran para aquél que corra la roca del camino.

El campesino entendió lo que muchos de nosotros no entendemos: «Cada obstáculo presenta una posibilidad de mejorar nuestra condición«.

  • 5) Dar cuando cuenta.

Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un hospital, conocí a una nena llamada Liz, que tenía una rara y grave enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, que había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad, desarrollando los anticuerpos necesarios para combatirla.

El doctor le explicó la situación al chico y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Dudó por un momento hasta que, con un gran suspiro, dijo «Sí, lo voy a hacer si eso la va a salvar».

Mientras progresaba la transfusión, él descansaba con una sonrisa al lado de su hermana, que iba recuperando el color de su piel de a poco. Entonces se puso pálido y su sonrisa desapareció. En ese momento miró al doctor y le preguntó con miedo: «¿Ahora mismo voy a empezar a morir?».

Siendo tan chico, el nene había entendido mal al doctor, y pensó que iba a tener que darle toda su sangre a su hermana para salvarla… Así y todo, estaba dispuesto a hacerlo.

  • Cierre

Algunas historias podrán ser más o menos gomas, más o menos reales (eso según el mismo autor), pero eso no cambia la esencia fuerte de la idea. La intención de éstas 5 lecciones es inspirarnos a ser más considerados cuando las oportunidades se presentan.

Creo que se puede aprovechar para pensar un montón de cosas copadas. Así que me pareció de guacho guardarmeló.