El imaginario popular (respaldado con algunos casos reales que siempre hay, claro) dice que toda la gente pobre que pide plata en la calle termina usando ese dinero para comprar drogas, pegamento, o en su defecto alcohol. Que nadie usa esa plata para alimentarse, y ni hablar de usarla para hacer cosas buenas.
Eso hace que algunos de los que tienen alguna moneda o billete que podrían dar, terminan sin hacerlo a veces por el miedo de estar contribuyendo a ese mal. Tenemos a los que dan a pesar de esa posibilidad esperando lo mejor, a los que no dan nada por esa preocupación, a los que buscan algo mejor para compartir (comprar algo de comida, por ejemplo) y a los que simplemente usan eso como excusa para no dar pero no sentir alguna posible culpa.
Josh Paler Lin, un «youtuber» conocido por sus jodas hechas video, se hizo la misma pregunta. Quizás con la idea de confirmar esa idea del imaginario y aprovechar para generar algo de contenido polémico, le dio 100 dólares a un homeless y lo siguió con una cámara oculta para ver qué hacía con ese dinero.
Ahora mismo te recomiendo que veas el video completo para saber qué pasó (así de paso yo puedo seguir hablando del asunto sin culpa de haberte «spoileado»).
Thomas, el homeless en cuestión, fue a una licorería. Una vez que parecía que confirmaba todas las sospechas, salió del lugar con varias porciones de comida para compartir con gente que también estaba en esa situación de calle.
Después de shockearse por la reacción de Thomas, Josh (el youtuber) se acercó a explicarle de qué iba su video, le pidió disculpas por su prejuicio, y le dio otros 100 dólares por haberlo sorprendido en el uso de los primeros 100. El video mostrando toda la cuestión ya tiene unos 32 millones de visitas.
A partir de ahí, y conociendo los motivos por los que Thomas terminó en la calle (que tampoco tienen que ver con lo que mucha gente imaginaría), Josh creó una campaña de recaudación de plata para ayudar a Thomas a tener un nuevo comienzo. La meta era juntar U$S 10.000 y por el momento ya van U$S 140.000.
Josh invitó a Thomas a una cena de Navidad, le mostró el video original, lo llevó a dormir a un hotel, le dio su correspondiente regalito navideño, y aprovechó para hacerle una especie de «Extreme make over» general:
Y todo esto sin decirle todavía la cantidad de plata que se está recaudando para ayudarlo a salir adelante. Así que todavía quedan algunas sorpresas más, según el autor del video. La idea no es sólo darle un trabajo, sino ayudarlo a construir una carrera, a tener los recursos necesarios, un lugar donde vivir, y demás. Lo que se le viene por delante puede estar MUY bueno, digamos.
Parándome desde la mirada de Thomas, me quedo pensando que uno pasa a veces mucho tiempo esperando que la vida le tire un centro, y si mientras tanto busca hacerle bien a los demás y ser uno mismo eso que está esperando del mundo, la vida misma (algunos diremos que Dios) se encarga de poner las cosas en orden. No todos los casos son así de gigantes y «milagrosos», ni todos llegan a esto, pero a la larga (en mi humilde opinión) esas cosas no quedan sin devolución.
Y viéndolo desde la óptica de Josh, se me ocurre que a veces con que nos animemos a hacer un mínimo bien con lo que tenemos a mano (con la motivación que sea), basta para meternos en un mundo de cosas nuevas y sorprendernos a nosotros mismos de dónde termina esa cadena.
Sí, al youtuber en cuestión le conviene por una cuestión de visitas. Sí, se hace famoso en todo el mundo, sale en los noticieros, y eso deriva en más plata para su bolsillo. Sí, puede que de fondo haya más que nada una motivación personal y egoísta. Pero preguntale a Thomas si le importa un comino eso ahora.
El mundo necesita más amor como este. Necesita más situaciones así. A veces dar un mínimo paso a la nada, que termine donde a Dios se le ocurra que termine. Ayudar un poco, y abrir la cabeza a las oportunidades que vayan saliendo. Animarse un poco más, perder el miedo, estar dispuestos a dar sin esperar cosas a cambio, pero sabiendo que la vida (o que, insisto, esa cosa genial que algunos llamamos Dios) a la larga se termina encargando de poner las cosas en su lugar. 🙂
Las novedades del caso se van a poder ver en su canal de YouTube (con algunas perlitas en su cuenta de Instagram).
«No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés». Adam Smith en su libro «La riqueza de las naciones».
EXELENTE NOTA,COMO NOS TENES ACOSTUMBRADOS,EL 31 EN LA CENA INVITAMOS A UNA VECINA MAYOR QUE ESTABA SOLA,Y CONOCIMOS EL DIA ANTERIOR,TODOS FUIMOS FELICES
Walter White?