En mi poquito tiempo de «no fotógrafo con cámara de fotógrafo» descubrí algunas mínimas verdades de la vida y de la fotografía. Nada revelador, ni nada clave. Ni siquiera sé si son verdades universales. Pero son mis verdades, conclusiones que saqué yo mismo, probando. 🙂

Mis verdades fotograficas

1) La primera la deja clarita la publicidad de Lumix de arriba: No tenés que ser un «gran fotógrafo» para sacar grandes fotos. Tampoco veo mucho mérito en que todas las fotos te salgan de casualidad. Pero las fotos que más me gustan las saqué probando 50 veces lo mismo, intentando cosas diferentes con la misma idea, tocando funciones que todavía no tengo idea qué son ni cómo se llaman, pero sé cómo usarlas para conseguir lo que quiero. No soy ni fotógrafo. Y estoy bien con eso. 😛

2) La segunda por ahí es personal: Cuanto menos pienso en quién va a mirar la foto y cuál sería su reacción, más me gusta mi resultado. La presión de que le tenga que gustar a otro (o de que el otro espere algo de mi) me bloquea. Y al mismo tiempo, me da miedo a los errores (problema asesino para la creatividad a mi gusto, en cualquier ambito)

3) Relacionado con lo anterior, en cualquier «ámbito creativo», no me gusta que vean lo que hago hasta que no lo termino. Porque todo el tiempo pruebo cosas ridículas, me equivoco a propósito, exagero errores, doy mil vueltas. Y me pone nervioso hasta inhibirme que la gente opine (o forme una opinión en su cabeza, por más que no la esté diciendo) en base a esos errores intencionales (que son como «errores escalón» para llegar a algo que me gusta más que lo previo).

4) Odio las «poses para fotos». No al modelo que posa de determinada manera para generar una foto pensada. Sino a esa cuestión de sonrisa falsa y «situación de foto» que genera en la gente el ver una cámara. Me suena hasta ridículo. Imagino a Dios o a algún viajero en el tiempo diciendo «Mirá, es como que paran todo, inventan una ‘situación natural’, y se quedan duros hasta que sale la foto…».

Me gustan más las fotos naturales. Que la sonrisa que reflejás, sea la sonrisa que tenés. Si no tenés ganas de una sonrisa, ¿Para qué andar fingiendola para la cámara? ¡Mostrame esa cara de nada sincera, que seguro va a decir mucho más del momento!.

5) La quinta, que es un hecho: La gente sonríe hasta 5 segundos (salvo la que está acostumbrada a que le saquen fotos, o que entiende que no es lo mismo una foto automática que una pensada y enfocada a mano). A partir de esos 5 segundos ya te empiezan a mirar incómodos, como si los estuvieras acosando con el aparato ese gigantezco.

Y claro, mi tiempo mínimo (por ahí de novato todavía, pero es el que tengo) de mirar a través de la cámara, pensar la foto ideal, buscarle algún componente creativo, y enfocar, es de entre 5 y 10 segundos. Así que estoy aprendiendo a manejar ese asunto de no incomodar amigos. 😛

6) Empezás a mirar todo en «Modo Cámara». Ya no puedo ir caminando por el Dot al atardecer, ver cómo se asoma el sol naranja entre los edificios, pasa por los vidrios y pone en sombras el cartel del shopping, sin pensar «¡Qué lo parió! ¡No traje la cámara!» (no es PNT, me pasó ayer a la tarde :P).

7) La séptima no sé si es una ciencia, pero no me jodan: Existe la «fotogenia». Y algunos la tienen y otros no la tenemos. 😛 Algunos salen bien hasta garcando, y otros somos directamente incapaces de mostrar aunque sea fielmente (ni hablar de idealmente) en una imagen estática, la imagen que en realidad somos en movimiento.