Antes que te vayas y no me des bola: no voy a hablar de los cigarrillos, leyes, o política. Digo por el título.

Ahora sí.

La cosa es que hace un tiempo vengo viendo mucha gente con demasiada soberbia a la hora de decir las cosas. Ya sea en comentarios, en blogs, en foros, en la vida real, o demás. Gente que no puede expresar su opinión en una discusión sobre cualquier tema sin buscar primero rebajar o ridiculizar al otro.

Pareciera necesario decir que "si pensás distinto que yo es porque sos un tanto mogólico", o porque "de chiquito no te querían".

Y lo peor es disfrazarlo de amabilidad. "No es culpa tuya eh, pero sos un pobre infeliz, por eso no pensás como yo. Pero bueno, seguro se te va a pasar en algún momento".

Entiendo que a veces se pueda "escapar" algún comentario así, porque nadie es santo ni perfecto, y momentos de calentura (enojo) los tenemos todos. Pero una cosa es algo eventualísimo, que te pasó una vez en tu vida y que hoy te arrepentis de que te haya pasado, y otra es hacer de eso una manera de pensar y vivir. Gente que es por creencia soberbia e hincha-bolas.

Son como el humo del cigarrillo en un lugar cerrado. Tanto al que fuma como al que no, los va infestando de a poco. El que ya fumaba por ahí no lo siente, y el que no, se termina acostumbrando. El humo te termina invadiendo al nivel de pegarse a donde pueda: la piel, el pelo, la ropa, lo que sea. Y así, sin intención y sin darte cuenta, terminás llevando de ese humo con vos a otros lugares. 

Cada tanto me agarra que veo algunos comentarios así, y me agarra una sensación de impotencia, de no saber como reaccionar. Hasta de pensar que si tuviera el poder, censuraría esas cosas.

Pero como pienso que tampoco sería lo correcto, y como de todas maneras no tengo "ese poder", lo que me queda es tratar de hacer de mi vida (y particularmente de éste blog), un ambiente libre de humo.